El f;utbol dominicano ha crecido en los últimos 10 años, se practica más en los centros educativos, se tiene una liga profesional y varias ligas de categorías inferiores. No podemos mentirnos, en verdad en Republica Dominicana hay más fútbol que antes. Sin embargo, ese crecimiento no es equivalente a desarrollo. Se crece por inercia, más no por un plan o una estrategia, y en verdad muchas cosas se siguen haciendo tan mal como antes.
Un ejemplo de cómo los métodos siguen siendo los mismos, es que aún se hacen visorias colectivas de algunas horas para seleccionar a miembros de una futura selección mayor. Otro es que el fútbol superior femenino continua sin existir y año tras año se pierden decenas de futbolistas que se desencantan. Además, el futbol provincial sigue sin poder organizarse especialmente por temas legales y organizativos que se arrastran desde 2019. A eso se suma que luego de la caída de aquel que no debe ser nombrado, no se ha trazado una estrategia clara por parte de las autoridades para desarrollar el fútbol, puesto que los comités ejecutivos no han llegado con un plan.
Si vemos que las formas son las mismos y que los resultados siguen siendo los iguales es por dos cosas. En las elecciones del año pasado si bien hubo un cambio de comité ejecutivo, la clase dominante se reeligió sin problemas. De hecho, fue esa clase la que inclinó la balanza en las elecciones el año pasado de nuevo tal y como lo hicieron en 2019. Por eso se ve una continuidad en métodos y por consecuencia en resultados, y aunque vimos un cambio comité ejecutivo podemos decir que “no es igual, pero es los mismo”.
La segunda razón es casi idiosincrática, tenemos a muchas personas en múltiples funciones en diversos niveles del fútbol dominicano. Este pluriempleo se basa en que algunos creen que ellos son los únicos que saben de fútbol aquí, y han sabido gravitar alrededor de la clase dominante los últimos 7 años. Está de más decir que todo aquel que quiere hacer dos y tres cosas al mismo tiempo no hace ninguna bien, y si sumamos que muchos no pueden hacer bien ninguna de esas tres cosas de forma individual tenemos lo mal hecho propagado de forma exponencial.
Ya que vimos las causas podemos pasar a ver las consecuencias, dígase lo que la gente ve al final del día. Las selecciones Sub17 Masculina, Sub17 Femenina y Sub20 Femenina no pudieron pasar la fase clasificatoria de sus campeonatos de Concacaf durante los primeros meses del año. Los equipos de la LDF han sido batidos una y otra vez en las copas de clubes del Caribe perdiendo ante equipos mucho más limitados. A pesar de las diferencias en sus conformaciones dentro del campo de juego, los clubes y selecciones dominicanas quedan cortos de forma muy similar. Algo esperado puesto que el andamiaje ideológico dominante es el mismo tanto para la liga como para la federación.
Los logros del fútbol dominicano como la clasificación al Mundial Sub20 Masculino de 2023, a los Juegos Olímpicos de Paris 2024, la clasificación de las mayores a la Copa Oro Masculina 2025 y la Gold Cup Femenina 2024, han sido impresionantes, pero parecen estrellas fugaces en eterna noche de nuestro fútbol. Son victorias dulces, pero efímeras, porque no hay una estructura de desarrollo que pueda producir otras más de forma orgánica.
Y este estancamiento produce desilusión entre los fanáticos más duros de nuestro fútbol. Cada vez se escribe, se debate, y se habla menos del fútbol dominicano en las redes sociales. Decepcionados de más de lo mismo, viendo que la caída del Osiris no trajo un cambio tan profundo como lo ameritaba el deporte, muchos han optado por alejarse.
La degradación de la posición de director técnico (no todos los entrenadores son directores técnicos), fallas en la diversificación de ingresos, el engavetamiento de selecciones por varios meses, disputas laborales con los árbitros, y un largo etcétera de cosas vividas ad nauseam que no se han podido superar. Y la pregunta es ¿Cuándo llegará el verdadero amanecer del fútbol dominicano? En verdad no sé, pero en esta noche oscura solo queda seguir el destino que nos marque la Estrella del Norte.



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